Estos dos pequeños deportivos luchan por lograr ser los más precisos y manejables de su categoría. Ambos presentan planteamientos muy similares pero sólo puede quedar uno.
Con un chasquido, el boquerel del surtidor de gasolina se bloquea cuando rebosa el depósito del Evora. Hace bueno y nuestros dos protagonistas se inquietan ya de estar parados en la gasolinera. Un breve vistazo a la presión de los neumáticos y aprovechamos la jornada de pruebas para abandonar la ciudad que se despierta.
En el Lotus nos sentimos muy encajados en su puesto de conducción. Su duro embrague y su palanca de cambios de tacto deportivo nos recuerdan al Elise, pero notamos mayor firmeza en la dirección –aquí ya con asistencia hidráulica– y la sensación es de mayor aplomo de chasis que en su espartano hermano menor. Sin llegar al exquisito interior del Cayman, el Evora se ha 'civilizado' y ofrece un entorno atractivo y una comodidad mejorada respecto a modelos anteriores como el Europa o el Exige.
El V6 avalado por su origen Toyota y afinado por Lotus ronronea detrás nuestro a 2.500 revoluciones, con un funcionamiento muy lineal y elástico. Su funcionamiento, muy 'japonés' aporta mucha suavidad en utilización normal. Pero incluso resulta demasiado tímido en sus respuestas a bajo y medio régimen en comparación al del bóxer Porsche, más temperamental desde abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario